Estimulo definicion biologia

Describir las características que determinan si algo está vivo o no
En el contexto de la ciencia, un estímulo es cualquier cosa que hace que un organismo o una parte de un organismo reaccione de alguna manera. Por ejemplo, para la mayoría de las plantas, la luz del sol actúa como un estímulo que las hace crecer o moverse hacia ella.
En economía, un estímulo es una inyección de dinero en una economía por parte de un gobierno que pretende estimular el crecimiento económico. Esto puede adoptar muchas formas, como dar dinero directamente a los ciudadanos a través de cheques de estímulo. En este sentido, el término "estímulo" suele utilizarse en singular, especialmente en frases como "estímulo económico", "paquete de estímulo" o "plan de estímulo".
Ejemplo: El Congreso ha aprobado un paquete de estímulo sin precedentes en respuesta a la pandemia de coronavirus de 2020 con la esperanza de estimular la economía en un momento en el que tantas personas han perdido ingresos por estar sin trabajo.
¿De dónde viene el estímulo? Los primeros registros de estímulo provienen de la década de 1600. Viene de la palabra latina stimulus, que significa "aguijón para el ganado", un palo afilado que se utiliza para empujar al ganado y hacer que se mueva. En un sentido general, eso es lo que hace un estímulo: empujar algo a la acción. El tipo de acción varía según el contexto.
¿Qué es una definición fácil de estímulo?
1. : algo que hace que otra cosa suceda, se desarrolle o se vuelva más activa. El aumento de sueldo fue un estímulo para la producción. un plan de estímulo económico.
¿Qué es un estímulo para un organismo?
En fisiología, un estímulo es un cambio detectable en la estructura física o química del entorno interno o externo de un organismo. La capacidad de un organismo u órgano para detectar los estímulos externos, de modo que pueda producirse una reacción adecuada, se denomina sensibilidad (excitabilidad).
Condicionamiento clásico
En fisiología, un estímulo[1] es un cambio detectable en la estructura física o química del entorno interno o externo de un organismo. La capacidad de un organismo u órgano para detectar estímulos externos, de modo que pueda producirse una reacción adecuada, se denomina sensibilidad (excitabilidad[2]). Los receptores sensoriales pueden recibir información desde el exterior del cuerpo, como los receptores del tacto que se encuentran en la piel o los receptores de luz en el ojo, así como desde el interior del cuerpo, como los quimiorreceptores y los mecanorreceptores. Cuando un receptor sensorial detecta un estímulo, puede provocar un reflejo a través de la transducción del estímulo. Un estímulo interno suele ser el primer componente de un sistema de control homeostático. Los estímulos externos son capaces de producir respuestas sistémicas en todo el cuerpo, como en la respuesta de lucha o huida. Para que un estímulo sea detectado con alta probabilidad, su nivel de fuerza debe superar el umbral absoluto; si una señal alcanza el umbral, la información se transmite al sistema nervioso central (SNC), donde se integra y se toma una decisión sobre cómo reaccionar. Aunque los estímulos suelen hacer que el cuerpo responda, es el SNC el que finalmente determina si una señal provoca una reacción o no.
Biología del sitio
La respuesta a los estímulos es cualquier acción realizada por un sistema biológico tras detectar una variación en su equilibrio homeostático a través de estímulos. Las respuestas suelen ser acciones correctivas que contrarrestan el cambio restableciendo el equilibrio en el caso de los bucles homeostáticos de retroalimentación negativa. Sin embargo, en los bucles positivos, menos comunes, una respuesta puede aumentar el desequilibrio creando una cascada de eventos repetitivos.
La termorregulación es un ejemplo de mecanismo de respuesta a los estímulos. En un entorno frío (estímulos de baja temperatura), los vasos sanguíneos de los seres humanos se contraen (vasoconstricción) para aumentar la retención de calor, mientras que en un entorno caliente (estímulos de alta temperatura), los vasos sanguíneos se dilatan (vasodilatación) para aumentar la pérdida de calor.
Las células responden a los estímulos mediante efectores orgánicos. Las señales de los centros de control del sistema nervioso y endocrino dirigen a los efectores, como las células de los músculos o los vasos sanguíneos, para que respondan a los estímulos y garanticen la homeostasis. Los distintos estímulos son detectados por diferentes receptores repartidos por todo el organismo.
Potencial de acción
En fisiología, un estímulo[1] es un cambio detectable en la estructura física o química del entorno interno o externo de un organismo. La capacidad de un organismo u órgano para detectar estímulos externos, de modo que pueda producirse una reacción adecuada, se denomina sensibilidad (excitabilidad[2]). Los receptores sensoriales pueden recibir información desde el exterior del cuerpo, como los receptores del tacto que se encuentran en la piel o los receptores de luz en el ojo, así como desde el interior del cuerpo, como los quimiorreceptores y los mecanorreceptores. Cuando un receptor sensorial detecta un estímulo, puede provocar un reflejo a través de la transducción del estímulo. Un estímulo interno suele ser el primer componente de un sistema de control homeostático. Los estímulos externos son capaces de producir respuestas sistémicas en todo el cuerpo, como en la respuesta de lucha o huida. Para que un estímulo sea detectado con alta probabilidad, su nivel de fuerza debe superar el umbral absoluto; si una señal alcanza el umbral, la información se transmite al sistema nervioso central (SNC), donde se integra y se toma una decisión sobre cómo reaccionar. Aunque los estímulos suelen hacer que el cuerpo responda, es el SNC el que finalmente determina si una señal provoca una reacción o no.