Estimulantes sistema nervioso

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Antecedentes y objetivos: Los estimulantes del sistema nervioso central (SNC) pueden utilizarse para reducir el cansancio y aumentar el estado de alerta, la competitividad y la agresividad. Es más probable que se utilicen en la competición, pero pueden utilizarse durante el entrenamiento para aumentar la intensidad de la sesión de entrenamiento. Existen varios peligros potenciales relacionados con su uso indebido en los deportes de contacto. En este artículo se examinan los tres principales estimulantes del SNC, la efedrina, la anfetamina y la cocaína, en relación con su uso indebido en el deporte.
Conclusiones: El dopaje con estimulantes del SNC es un verdadero problema de salud pública y todas las autoridades deportivas deberían participar en su prevención. La difusión de información es esencial para prevenir el dopaje en el deporte y ofrecer alternativas. Es necesario introducir una formación y una educación adecuadas en este ámbito.
¿Cuáles son los cuatro tipos de estimulantes?
Los estimulantes son una clase de drogas que aceleran los mensajes que viajan entre el cerebro y el cuerpo. Pueden hacer que una persona se sienta más despierta, alerta, confiada o con más energía. Los estimulantes incluyen la cafeína, la nicotina, las anfetaminas y la cocaína.
¿Cuál es el estimulante más potente del sistema nervioso central?
Acciones y efectos
La cocaína es un fuerte estimulante del SNC y es probablemente el agente más adictivo conocido.
¿Cuál es el mejor estimulante?
#1- Metanfetamina (Meth)
La metanfetamina es una droga estimulante ilegal y se considera el estimulante más fuerte que existe.
Adderall
La evaluación de los efectos de los estimulantes es relevante dada la gran población que actualmente toma estimulantes. Una revisión sistemática de los efectos cardiovasculares de los estimulantes de prescripción no encontró ninguna asociación en los niños, pero sí una correlación entre el uso de estimulantes de prescripción y los infartos isquémicos[9]. Una revisión de un periodo de cuatro años encontró que había pocos efectos negativos del tratamiento con estimulantes, pero destacó la necesidad de realizar estudios a más largo plazo[10]. [Una revisión de un período de un año de uso de estimulantes recetados en personas con TDAH descubrió que los efectos secundarios cardiovasculares se limitaban a aumentos transitorios de la presión arterial[11] El inicio del tratamiento con estimulantes en personas con TDAH en la primera infancia parece aportar beneficios en la edad adulta con respecto al funcionamiento social y cognitivo, y parece ser relativamente seguro[12].
El abuso de estimulantes recetados (sin seguir las instrucciones del médico) o de estimulantes ilícitos conlleva muchos riesgos negativos para la salud. El abuso de la cocaína, dependiendo de la vía de administración, aumenta el riesgo de enfermedades cardiorrespiratorias, accidentes cerebrovasculares y sepsis. [13] Algunos efectos dependen de la vía de administración, ya que el uso intravenoso se asocia a la transmisión de muchas enfermedades como la hepatitis C, el VIH/SIDA y a posibles emergencias médicas como la infección, la trombosis o el pseudoaneurisma,[14] mientras que la inhalación puede asociarse a un aumento de las infecciones de las vías respiratorias inferiores, el cáncer de pulmón y la restricción patológica del tejido pulmonar[15] La cocaína también puede aumentar el riesgo de enfermedades autoinmunes[16][17][18] y dañar el cartílago nasal. El abuso de la metanfetamina produce efectos similares, así como una marcada degeneración de las neuronas dopaminérgicas, lo que provoca un mayor riesgo de padecer la enfermedad de Parkinson[19][20][21][22].
Sistema nervioso central
Los estimulantes del Sistema Nervioso Central (SNC) atraviesan la barrera hematoencefálica e influyen en la neurotransmisión a través de diferentes mecanismos con los consiguientes efectos simpaticomiméticos. Actúan principalmente sobre los sistemas neurotransmisores, en particular la dopamina, la norepinefrina y la serotonina, aumentando la liberación de estos neurotransmisores o bloqueando su recaptación. Las drogas psicoactivas incluyen principalmente la cocaína, la anfetamina, la metanfetamina y la cafeína[1] [2].
La cocaína (benzoilmetilecgonina) se obtiene del extracto de coca de Erythroxylan, una planta que se encuentra en el oeste de Sudamérica. Existe en dos formas: la forma de sal y la forma de base libre. Estas formulaciones son esenciales, ya que determinan la vía de administración: la forma salina se utiliza por inhalación nasal o inyección, mientras que la forma de base libre se administra fumando. Clínicamente se utiliza para la anestesia y la vasoconstricción en la cirugía nasal; sin embargo, es más conocida como sustancia de abuso habitual[3].
La cocaína inhibe la recaptación de dopamina al unirse a las proteínas transportadoras. Esta inhibición aumenta la disponibilidad de dopamina en la hendidura sináptica. Esta acción es la responsable de la euforia del consumo de cocaína. Los efectos simpáticos del consumo de cocaína se deben a la inhibición de la recaptación de norepinefrina en un mecanismo similar al de la inhibición de la recaptación de dopamina. Esta disminución explica el desarrollo de la tolerancia al consumo de cocaína en el número de receptores de dopamina en la neurona postsináptica y la posterior regulación al alza de los transportadores de dopamina y los receptores de cocaína para conseguir los mismos efectos eufóricos. [2] [4]
Medicamentos estimulantes
Entre los agentes productores de convulsiones tónicas, la 10-(2-dimetilaminopropil)-9-acridona y la hidralazina han demostrado ser similares a la picrotoxina, mientras que la 4-metilglutarimida y la α,α,β,β- tetrametilsuccinimida son convulsionantes similares al pentilentetrazol.
Se ha realizado un estudio comparativo con los siguientes excitantes: difenhidramina, cocaína, metiofenidato, pipradrol, desoxiefedrina, ibogaína, dietilamida del ácido lisérgico y 1,4-dipirrolidino-2-butina. Son incapaces de inducir convulsiones tónicas extensoras en ratones. Los efectos estimulantes de estos compuestos se diferencian por los movimientos de carrera, (desordenados o coordinados), por la intensidad de los temblores y por la presencia o ausencia de piloerección y salivación.
A excepción de los dos últimos compuestos, los demás excitantes son capaces de suprimir las convulsiones tónicas extensoras inducidas por la electricidad o el pentilentetrazol en ratones, pero son ineficaces para suprimir las convulsiones tónicas extensoras inducidas por la estricnina o la cafeína.
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